“Quiero pensar, quiero estar cierto, de que llegará el día en que este México de los libros le gane al México de las armas”. Con esta frase, el compositor y cantante catalán Joan Manuel Serrat cerró ayer su discurso de recepción del doctorado Honoris causa, que le otorgó la Universidad de Guadalajara.
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Tras varios días de observar cómo los mexicanos se vuelcan a las calles de la capital jalisciense para llenar los salones y pasillos de la 39 Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el músico dijo estar feliz de haber sido reconocido por una universidad mexicana y revaloró la importancia social del canto, y su relación con el país.
“Me enamoré de sus canciones, de sus paisajes, de su comida, de su manera de entender la vida, de convivir con la muerte; de este pueblo en el que el surrealismo es algo tan natural, como la lluvia o la locura”, comentó.
Ante un público que le aplaudió de pie, destacó el poder sanador del canto. “Pitágoras, hace 2 mil 500 años, ya recomendaba a sus pacientes cantar, para eliminar del organismo el miedo, las preocupaciones y la ira. Y son muchos los científicos y médicos que siguen estos consejos y concuerdan en que la música tiene efectos sanadores”.
El cantautor confesó que “escribo canciones para expresarme, para comunicarme. Son mi realidad, pero también mi fantasía. Escribo canciones tratando de entender las voces de la calle, de comprender los ecos también. Hace más de 60 años que voy dejando por escrito mis pensamientos”.
Detalló que “las canciones han acompañado al hombre en sus lutos y en sus fiestas, en sus tareas cotidianas, labrando la tierra, subiéndose a los andamios, bajándose a las minas.
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