En 2026, la barra no se llenará de experimentos imposibles, sino de algo mucho más seductor: cocteles que ya conocemos, pero ejecutados como nunca. La Margarita seguirá saliendo sin descanso, el Mojito no cederá terreno, el Spritz consolidará su reinado burbujeante y la Paloma se asomará cada vez más en las cartas del mundo. La novedad no estará en el nombre, sino en el nivel con el que se preparan estos tragos y en la historia que cuentan detrás de cada sorbo.
Esa es la fotografía que traza el Bacardi Cocktail Trends Report 2026, un estudio global que analiza qué se está pidiendo en las barras del mundo y hacia dónde se mueven los gustos de los bebedores. La conclusión es clara: seguiremos bebiendo lo mismo, pero mucho mejor hecho.
El reporte de Bacardí deja poco margen a la duda: la columna vertebral de la coctelería del futuro próximo sigue sostenida por una decena de clásicos. La Margarita encabeza las preferencias como la gran embajadora del tequila; el Mojito continúa siendo el refresco con ron que todo mundo entiende; la Piña colada se mantiene como el capricho tropical; el Rum & Coke y el Whisky & Coke siguen siendo el refugio de quienes quieren algo sencillo; el Spritz consolida su papel de trago burbujeante para la tarde; la Vodka lemonade, la Vodka soda y el Gin & tonic dominan el terreno de los highballs limpios; y el Dry martini recupera su papel de declaración de intenciones en la barra.
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Cocteles del 2026
En el segundo círculo aparecen la Paloma, el Tequila Sunrise, el Passion Fruit Martini, el Bloody Mary, la Mimosa, el Irish Coffee, el Daiquiri, la Tequila soda, la Gin lemonade y el Screwdriver. El estudio no habla de modas pasajeras, sino de una base de cocteles que cualquier comensal reconoce y que, precisamente por eso, se convierten en el mejor terreno para elevar la experiencia: mismo nombre, otra liga.
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Los cocteles más consumidos
El Bacardi Cocktail Trends Report 2026 también dibuja un mapa de sabor muy específico. Los cocteles frutales y ligeramente dulces siguen siendo los favoritos, pero no hay paciencia para lo empalagoso. La acidez tiene que estar bien definida, el dulzor en su sitio y, de fondo, un gesto que aporte personalidad: una nota salina, un amargor elegante o un picante suave.
En esa lógica, la Margarita deja de ser solo tequila con limón para convertirse en un lienzo donde caben la piña asada, el tamarindo, la jamaica o los frutos rojos, sin perder su filo cítrico.
La Paloma se afina con toronja fresca, sales de la casa y tequilas mejor elegidos. La Piña colada se aligera: menos azúcar, más coco y piña reales, texturas cremosas que no cansan.
El Passion Fruit Martini se queda como símbolo de esa coctelería golosa pero balanceada que el estudio identifica como una de las grandes debilidades del consumidor.
Detrás de barra, el informe detecta un apetito creciente por trabajar con bitters aromáticos, salmueras, dulces, mixers embotellados de calidad y agua de coco. No son recursos de laboratorio, sino herramientas para llevar un highball sencillo o un clásico conocido a un lugar más complejo sin romper la familiaridad del trago.
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Cocteles para 2026
Según el Bacardi Cocktail Trends Report 2026, el color del coctel y el lugar donde se sirve se han convertido en dos detonadores clave para que un cliente saque el celular. Esa presión estética ya se siente en la barra: el coctel tiene que saberse, pero también tiene que verse.
El lujo líquido está en el hielo (y en la precisión). Otra tendencia que el estudio de Bacardí subraya es el “trading up”: los consumidores están dispuestos a pagar más por un buen coctel, siempre que perciban una diferencia real. Esa diferencia, de acuerdo con el reporte, no está en el humo ni en la pirotecnia, sino en detalles mucho más sobrios: el hielo, la temperatura, la consistencia.
