El peso es una moneda que suele beneficiarse cuando los inversionistas tienen apetito por el riesgo.El peso es una moneda que suele beneficiarse cuando los inversionistas tienen apetito por el riesgo.

¿Se romperá el piso de los 18 pesos por dólar?

2025/12/12 15:07

Quizás usted notó que el tipo de cambio nos dio ayer una sorpresa. El peso logró su mejor cotización frente al dólar desde el 22 de julio de 2024, cerrando en 18.05 unidades pero tocando momentáneamente el nivel de los 18.01.

Antes de que descorche una botella de champaña pensando que estamos ante un nuevo “milagro mexicano”, déjeme decirle que lo que vimos fue, sobre todo, un tropiezo del billete verde. La Reserva Federal de Estados Unidos cumplió el guion y recortó su tasa de interés en 25 puntos base, pero lo más relevante es que el mercado ya anticipa que probablemente vendrá al menos otro recorte el próximo año.

¿Estamos a punto de ver al dólar caer por debajo de los 18 pesos o ya vimos el piso?

Si hablamos de los próximos días, es perfectamente plausible que rompamos esa barrera psicológica. El dólar se debilitó de forma generalizada en casi todo el mundo y los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense cedieron.

En paralelo, los operadores financieros ya dan por hecho que el Banco de México también recortará su tasa en 25 puntos base el próximo 18 de diciembre, bajándola al 7.0 por ciento. Sin embargo, esperan que la Junta de Gobierno envíe un mensaje de cautela, anticipando una pausa antes del siguiente movimiento.

Si esta narrativa se mantiene y el mercado insiste en que las tasas en Estados Unidos bajarán más rápido de lo previsto, el peso podría seguir ganando terreno. Pero si la inflación en el norte resulta ser más terca de lo pensado habría un rebote del dólar para regresarnos a los niveles de 18.30 a 18.80.

Aquí es donde conviene ponerle números fríos a las expectativas para no dejarnos llevar por la emoción del momento. En la más reciente Encuesta Citi de Expectativas, el consenso de los analistas ya ajustó sus pronósticos: ven el cierre de 2025 en 18.51 pesos y ubican el final de 2026 en alrededor de los 19.20.

¿Qué nos dice esto? Que el “dinero inteligente” no está apostando a una novela de un superpeso eterno; más bien, perciben este episodio de fortaleza como algo transitorio.

Ahora bien, ¿de qué depende la trayectoria futura de nuestra moneda? Básicamente de tres factores.

Primero, del diferencial de tasas. Aunque Banxico baje su tasa al 7.0 por ciento, México sigue pagando un rendimiento mucho más atractivo que el 3.50-3.75 por ciento de la Fed. Ese “premio” sigue atrayendo capitales. Pero ese atractivo se diluirá si nuestro banco central comienza a bajar las tasas más rápido que su contraparte estadounidense en 2026. El comunicado de Banxico del próximo jueves será crucial para leer estas cartas.

Segundo, del riesgo global. El peso es una moneda que suele beneficiarse cuando los inversionistas tienen apetito por el riesgo. Pero si regresan los nubarrones de miedo o incertidumbre geopolítica, el ajuste suele ser igual de veloz en sentido contrario.

Y tercero, y quizás lo más importante, de la política comercial rumbo a 2026. La renegociación del T-MEC y la incertidumbre sobre cómo se implementarán las reformas internas, pueden pesar mucho más en el ánimo de los inversionistas que cualquier diferencial de tasas.

Finalmente, si el dólar se estacionara en los 18 pesos, ¿es una buena noticia?

Como casi todo en economía, depende del cristal con que se mire. La buena noticia inmediata es que un peso fuerte funciona como un descuento automático para todo lo que importamos: desde gasolinas hasta insumos industriales o gadgets que se van a regalar en Navidad. Esto es un aliado formidable para Banxico en su lucha por contener la inflación.

Pero cuidado, porque hay un costo oculto. Un tipo de cambio demasiado apreciado actúa como un freno de mano silencioso para la economía. Resta competitividad a nuestros exportadores y reduce las utilidades de sectores clave como el turismo y las manufacturas, justo cuando la economía navega con poco dinamismo.

Además, hay un efecto directo en el bolsillo de millones de familias: quienes reciben remesas ven cómo sus dólares compran menos tortillas y pagan menos deudas. En cambio, la clase media que viaja o consume servicios importados, recibe un bono inesperado.

En México a veces nos cuesta aprender que un peso muy fuerte no es necesariamente sinónimo de una economía sana.

Así que, si ve al dólar por debajo de los 18 en los próximos días, no se espante, pero tampoco lance campanas al vuelo. Lo más probable es que sea solo una vista temporal.

Y no descarte tampoco vaivenes mayores de la cotización en 2026, si algunos cisnes negros se nos atraviesan, como una compleja, incierta y larga renegociación del T-MEC.

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