Junto con la adecuación académica, el costo y los resultados profesionales, los estudiantes ahora deben considerar el impacto del ataque federal a la financiación de investigación, los estudiantes extranjeros y las universidades "woke".
No hay forma de endulzarlo: este es un momento particularmente estresante para ser un estudiante de secundaria (o los padres de uno) que está seleccionando una universidad. Además de evaluar la adecuación académica, el costo neto (después de la ayuda escolar) y las perspectivas profesionales de los graduados, debe considerar la condición financiera de una universidad y cuáles de sus programas podrían estar en riesgo debido a una ola de recortes de costos que podría convertirse en un tsunami.
La política también es cada vez más una consideración, tanto en términos de cómo el ataque del presidente Donald Trump a las universidades "woke", la financiación federal para investigación y los estudiantes extranjeros podría afectar a una escuela específica, como en términos de cuán cómodo se siente un estudiante (o los padres) con una comunidad o estado particular en estos tiempos polarizados.
"No Florida. No Texas". Eso es lo que el veterano consejero universitario de Atlanta, Mark Stucker, fundador de School Match 4U, ha estado escuchando con más frecuencia de familias progresistas. Incluso antes de que Trump recuperara la Casa Blanca, estaban desanimados por los gobernadores republicanos de alto perfil de esos dos estados y su intromisión en los asuntos de las universidades estatales. Mientras tanto, los clientes de Stucker de Ohio, Texas y otros estados rojos se preocupan por las protestas que se salen de control en los campus de estados azules "woke". Si bien la política está jugando un papel cada vez mayor, Stucker también los pone en perspectiva: durante los últimos 15 años ha visto un creciente interés de los estudiantes en "fútbol, diversión y clima cálido" y el interés de los padres en si, después de la universidad, los estudiantes "tendrán un empleo rentable con un buen salario".
Mientras preparábamos la nueva lista de las mejores universidades de América de Forbes, analizamos los números y hablamos con expertos para elaborar indicadores útiles sobre cómo elegir una universidad. La mayoría son probados y verdaderos. Pero hay algunos nuevos giros para la era de Trump.
Enfócate en los resultados
Desde que Forbes comenzó a clasificar universidades en 2008, nuestra lista se ha basado completamente en resultados académicos, financieros y profesionales (incluidos los salarios de los ex alumnos y logros extraordinarios en negocios, ciencia, gobierno y artes). Nuestra metodología, actualizada en 2021, utiliza 14 métricas, extraídas de fuentes gubernamentales, privadas y de las propias listas de Forbes, para clasificar las 500 mejores universidades de cuatro años que otorgan licenciaturas en los Estados Unidos. Damos crédito extra a las escuelas que ayudan a los estudiantes de bajos ingresos a lograr el sueño americano.
¿Por qué no consideramos la reputación, las puntuaciones de los exámenes de ingreso o el tamaño de la dotación de una universidad? Realísticamente, esos factores están integrados en los resultados, afectando quién es contratado dónde y, por ejemplo, cuánta deuda acumulan los estudiantes al graduarse. Tanto las redes de ex alumnos como la reputación de una escuela marcan la diferencia cuando se trata de acceder al mercado de prácticas y empleo. Los empleadores pueden suponer con razón que los graduados del Instituto Tecnológico de Massachusetts, clasificado en el puesto #1, una de las primeras escuelas en deshacerse de su política de "pruebas opcionales" después de la pandemia, tienen inteligencia (al menos según lo medido por pruebas estandarizadas) y han sobrevivido a clases rigurosas. (MIT se llevó el primer puesto en parte debido a la gran cantidad de sus graduados que continúan obteniendo doctorados y/o altos salarios).
"Para el tipo de familia con la que trabajamos, especialmente porque son de alto patrimonio neto a ultra alto patrimonio neto, tienen en cuenta no solo el clima político actual, sino a largo plazo, a falta de una mejor palabra, el retorno de la inversión de la educación de sus hijos", dice Adam Nguyen, fundador de Ivy Link y ex alumno de Harvard Law y Columbia University (pregrado). "Así que se trata menos de los cuatro años que están allí, que son años importantes, sino del valor de por vida de esa educación, del nombre de marca de la institución".
Centrarse en el retorno de la inversión (ROI) es aún más importante para los estudiantes que no tienen padres ricos que paguen y allanen su camino. De hecho, una buena razón para centrarse en los resultados es que saca a la luz joyas menos conocidas: escuelas que producen graduados trabajadores e inteligentes que son valorados por los empleadores, particularmente en sus regiones geográficas. Es por eso que ahora también producimos la lista New Ivies, que presenta escuelas como el Georgia Institute of Technology-Main Campus. Ha subido al puesto #32 en nuestra lista general y al #7 en nuestra lista de las mejores universidades públicas al enfatizar la colocación laboral, no la exclusividad. La palabra se corre. Para la clase de primer año del otoño de 2025, Georgia Tech aceptó al 30% de los solicitantes del estado y solo al 9% de los de fuera del estado. (Para comparar, la tasa de admisión del MIT es del 4,5%).
El enfoque en los resultados, sin importar cuánto dinero tengas, es por lo que calificamos a las escuelas por separado según el ROI: esta es una métrica que analiza exclusivamente cuánto tiempo les toma a los graduados recuperar su costo neto a través de salarios adicionales, cuántos estudiantes asumen deudas y cuánto están cargados con préstamos estudiantiles. Eso produce algunos resultados intrigantes. Cuatro de los cinco primeros son universidades dentro del sistema de la City University of New York, que comenzó siendo gratuito y todavía ofrece matrículas estatales muy bajas, con una cultura de estudiantes que viajan diariamente, lo que reduce aún más los costos.
No te dejes desanimar por un precio alto
¿La otra escuela en el top cinco de nuestra lista de ROI? La Universidad de Princeton, clasificada en el puesto #3 en nuestra lista general. Su matrícula este año es de $65,210 con un costo estimado de asistencia (que incluye alojamiento, comida, libros y gastos personales) de $90,718. Pero la generosa ayuda financiera de la escuela de la Ivy League reduce drásticamente su costo neto promedio y el número de estudiantes que se gradúan con deudas. Para la clase de 2029, es decir, los estudiantes de primer año de este año, está cubriendo el costo total de asistencia (COA) para la mayoría de las familias que ganan hasta $150,000, y proporcionando matrícula gratuita a la mayoría de las familias que ganan hasta $250,000. Además, el 25% de la clase entrante de este año proviene de familias de bajos ingresos que califican para las becas federales Pell. (Princeton puede permitírselo; su dotación es la más grande, por estudiante, en la nación).
Ok, lo entendemos. Princeton acepta menos del 5% de los solicitantes, y su ayuda se basa completamente en la necesidad. Pero resulta que en muchas universidades privadas menos selectivas, el precio de etiqueta es solo un punto de partida y la ayuda por "mérito" va a los estudiantes independientemente de la necesidad. En el año académico 2024-25, las universidades privadas de cuatro años listaron una matrícula y tarifas promedio de $43,350, pero su costo neto promedio de matrícula (después de considerar las becas federales, estatales e institucionales) fue de $16,510, un descuento del 62%, según el College Board. El COA promedio fue de $62,990, pero el COA neto fue de $36,150, un descuento del 43%.
Eso sigue siendo demasiado dinero para la mayoría de las familias, por lo que hemos perfilado aquí 25 escuelas privadas que ofrecen ayuda aún más generosa, con una (Washington & Jefferson de Pensilvania, #402 en nuestra lista general) que reduce en promedio más del 80% de su costo anual de asistencia de $44,295. Para entrar en la lista de ayuda generosa, las escuelas deben ofrecer descuentos a al menos el 95% de los estudiantes.
Observa el panorama cambiante
Por definición, nuestras clasificaciones basadas en resultados miran hacia atrás. Pero las familias deben prestar especial atención este año a las perspectivas actuales y futuras de una universidad. Esto va mucho más allá de la lenta caída en la matrícula basada en la población sobre la que los expertos han estado advirtiendo durante años, el tipo de desafío a largo plazo que hace que las calificaciones financieras de Forbes para universidades privadas sean valiosas.
De repente, nuevos riesgos están inundando el declive demográfico esperado. Están los devastadores recortes de la Administración Trump a la financiación federal para investigación que han golpeado a las universidades en todos los estados; su amplio ataque a los estudiantes internacionales; y su ataque frontal a escuelas individuales que considera "woke", incluidas Harvard (#6), la Universidad de Pensilvania (#10), Cornell (#14), la Universidad de California, Los Ángeles (#15) y Northwestern (#16). Añade a eso el impacto de la Ley One Big Beautiful Bill (OBBBA) aprobada por el Congreso controlado por los republicanos en julio. Corta lo que había sido un grifo abierto de préstamos para futuros estudiantes de posgrado y aumenta el impuesto sobre las ganancias de dotación de las universidades privadas grandes más ricas, incluidas Princeton, Yale (#9), MIT, Stanford (#4) y Harvard, agravando el desafío para estas universidades privadas de investigación que otorgan doctorados.
En su mayor parte, se trata de recursos tensionados, no de reputaciones manchadas. Los consejeros universitarios dicen que la escuela que ha recibido el mayor golpe reputacional es la Universidad de Columbia, que irónicamente, subió en nuestras clasificaciones basadas en resultados este año al puesto #2. Algunos padres judíos y conservadores siguen enojados porque se permitió a los manifestantes anti-Israel interrumpir tan a fondo su campus de la ciudad de Nueva York durante el año escolar 2023-24, mientras que los progresistas están horrorizados por el acuerdo que Columbia hizo en julio con la Administración Trump. Para obtener acceso a más de $1 mil millones en subvenciones federales congeladas y otros fondos, Columbia acordó pagar $221 millones al gobierno y hacer otras concesiones, incluida la entrega de más información sobre estudiantes internacionales a los federales, el fin de sus programas de diversidad y la aceptación de un monitor independiente. A diferencia de otras escuelas de la Ivy League, las solicitudes de Columbia para la clase de 2029 que ingresa ahora cayeron ligeramente y su tasa de admisión aumentó ligeramente, hasta un 4,3%.
Es importante señalar que OBBBA también recortó Medicaid de una manera que probablemente afectará los presupuestos estatales en los próximos años, lo que significa, si la historia sirve de guía, menos dinero estatal para las universidades públicas. Por separado, ya está en marcha una ronda de recortes y consolidación de universidades estatales. Por ejemplo, las ocho universidades públicas de Utah, bajo la presión de un mandato estatal que les exige recortar carreras con baja matrícula y centrarse en aquellas que son útiles para los empleadores, han discontinuado 271 programas de grado y certificación.
En resumen: si estás eligiendo una escuela con un programa específico en mente, investiga si podría estar en peligro.
Piensa en pequeño
La interrupción de la investigación de Trump y los recortes de préstamos de OBBBA golpean directamente a la educación de posgrado. Pero los estudiantes de pregrado en universidades de investigación que otorgan doctorados sentirán las réplicas. Es probable que haya menos oportunidades de investigación para los estudiantes de pregrado; menos estudiantes de doctorado disponibles para enseñar secciones pequeñas o laboratorios (que hacen que las grandes conferencias funcionen); y algunas especialidades que se eliminan.
Esto no solo está afectando a los departamentos de ciencias que antes de Trump dependían de dólares de subvenciones (y generosos pagos de gastos generales) de los Institutos Nacionales de Salud o la Fundación Nacional de Ciencias, explica Michael Nietzel, presidente emérito de la Universidad Estatal de Missouri y colaborador senior de Forbes. Las grandes universidades que en el pasado han utilizado sus propios recursos institucionales para subsidiar programas de artes liberales ahora tienen que usar ese dinero para cubrir también las brechas de financiación en las ciencias. En la Universidad de Chicago (#13), casi todos los departamentos de artes y humanidades y algunos departamentos de ciencias sociales están pausando las admisiones a nuevos programas de doctorado para 2026-2027, mientras la escuela estudia consolidaciones y ahorros de costos.
Un punto de venta para las pequeñas universidades siempre ha sido la capacidad de los estudiantes de pregrado de ser enseñados por, y trabajar en investigación directamente con, profesores reales. Eso es aún más atractivo ahora que las grandes universidades de investigación, con su infraestructura de estudiantes de posgrado, están pasando por tiempos difíciles. Nietzel sugiere Grinnell College (#116) en Iowa, para aquellos que bus
